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La intensidad de uso de las redes sociales y sus características especiales son factores determinantes en el aumento de los casos de ciberacoso que ya superan las capacidades de los especialistas de convivencia escolar.

El ciberbullying es, sin duda, el riesgo más relevante tanto por la gravedad de sus consecuencias, como por su incidencia y las dificultades para su prevención e intervención.

Es un hecho constatado por estudios europeos realizados por el equipo de investigación EU Kids Online que el ciberbullying es el riesgo con mayor incidencia en las redes sociales y, puesto que esas aplicaciones web son el sustrato de la vida online de los menores, es fácil concluir que el ciberacoso es el peligro que en más ocasiones afecta, sobre todo a los preadolescentes y adolescentes, durante su vida on line.

Según Jorge Flores, experto en Ciberbullying y Director de PantallasAmigas, “las Redes Sociales no crean nuevos riesgos, pero es evidente que su naturaleza y forma de funcionamiento, unidas a la imprudencia y desconocimiento de algunos de sus miembros, aumenta las ocasiones en que éstos se producen. Estas aplicaciones tienen como misión que las personas se relacionen y que compartan informaciones, a poder ser, de manera abierta. Ocurre que con demasiada frecuencia, las redes sociales realizan operaciones, incluso sin autorización previa expresa, que pueden suponer conflictos y, cuando menos, una amenaza para la privacidad”.

El ciberacoso, el riesgo más relevante.

Según Flores “además de un infinito mar de oportunidades para el desarrollo de la infancia y la adolescencia, en Internet hay riesgos diversos, aunque no todos igual de importantes. Sin duda, el ciberbullying es el peligro más relevante. Puede tener consecuencias tan dramáticas como el acecho sexual, se produce con mayor frecuencia que ningún otro y además es muy difícil tanto de prevenir como de atender. De hecho, es una prioridad en Europa para los próximos años y en PantallasAmigas le hemos prestado especial atención desde 2006.”

Dificultades para atender los casos de ciberbullying

Aunque la mayoría de las redes sociales prohíben el registro a quienes no han cumplido los 14 años, es un hecho constatable que la mayoría de los niños y niñas cuentan ya con un perfil en las mismas a la edad de 12 años. Les basta con mentir al identificar su año de nacimiento en el proceso de alta y esto es un problema porque, entre otras cosas, no tienen madurez para gestionar eventuales conflictos a tan temprana edad. “Nos llegan cada vez más sucesos en los que alumnado de los primeros cursos de ESO se ven involucrados en situaciones de acoso sicológico entre iguales. A menudo se plantea de inicio un problema de competencias porque, aunque se produce entre alumnado, trascienden el espacio-tiempo escolar. Además, tampoco es fácil identificar las personas implicadas, puesto que es común la suplantación de identidad mediante el robo de las claves de acceso”.

El acoso en el seno de las redes sociales es una bomba de precisión.

El efecto de verter una información lesiva en el contexto del entorno de la víctima en la Red Social es mucho más potente porque precisamente es donde se encuentran todas las personas que le importan, bien sean amigos del centro escolar, familiares, amistades de verano… todos se pueden enterar, de manera inmediata, de una mentira tendenciosa sobre la víctima. En definitiva, quien sufre ciberbullying en el seno de una red social es puesto en evidencia ante la totalidad de sus relaciones sociales on line y, en consecuencia, gran parte de sus amistades off line. Por otro lado, el exceso de información personal (datos, hábitos, preferencias, imágenes, amistades…) que los menores normalmente exhiben en sus perfiles sociales es una materia prima extraordinaria para quien desee efectuar una estrategia más o menos sibilina para perjudicar e incordiar a alguien.

“Es preciso ponerse manos a la obra para atender las necesidades surgidas para garantizar una mejor ciberconvivencia en el entorno escolar”, señala Jorge Flores.